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¿Qué es la ecoansiedad y cómo gestionarla?

SHA Wellness Clinic
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6 de diciembre de 2022
El impacto de los efectos del cambio climático está cada vez más presente en la sociedad y puede provocar un deterioro de la salud física y mental.

Cambio climático, calentamiento global, fenómenos meteorológicos extremos, reducción de la huella ecológica… Si el compromiso con el cuidado del planeta y la protección del medioambiente se traducen en un deterioro de tu salud física y mental, es probable que sufras un cuadro de ecoansiedad. Como nos cuenta Cinthya Molina, psicóloga de SHA Wellness Clinic, “la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) define la ecoansiedad como el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental causado al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones. Yo diría que se trata más bien un temor agudo o un miedo intenso racional a que el mundo se acabe, originado por los signos evidentes del cambio climático, como la contaminación ambiental, la basura en los océanos, la sobreexplotación de los recursos naturales o la subida del nivel del mar. La ecoansiedad está más cerca de las fobias, aunque estas son irracionales y el cambio climático cuenta con una base científica probada. Además, esta sensación catastrofista se agudiza en personas que tienen hijos porque piensan más de cara al futuro”. 

La sobreexposición constante a la información que nos llega, en ocasiones contradictoria, juega también un papel importante a la hora de sentir ecoansiedad y provocar conductas obsesivas derivadas de la certeza de que el futuro de la Tierra está amenazado. Pero, como aclara Cinthya, “no es tanto la información en sí, sino cómo se comunica. Todavía se tiende a dar mensajes del miedo del tipo “si no reciclas, el mundo se acaba”. Pero la mente humana no funciona así. Si de verdad quieres que un mensaje llegue y tenga un impacto positivo, es mejor hacerlo a través del refuerzo, es decir, “si haces esto, podrás evitar lo otro”. 

La ecoansiedad presenta los mismos síntomas que un cuadro típico de ansiedad leve, como son el estrés, los problemas de sueño, alimentación y concentración, nerviosismo, tensión, cansancio, estado de ahogo, depresión o sensación de peligro inminente. Cuando alguien que sufre ecoansiedad hace todo lo posible por reducir su huella ecológica y pone su granito de arena en la protección del medioambiente, se siente mejor al instante porque tiene una satisfactoria sensación de control. Pero, como explica Cinthya, “es un falso control. A estas personas le sucede lo mismo que a los obsesivos, que piensan que se van a contaminar constantemente con un virus y están todo el día lavándose las manos. Sin duda, estar implicado en la lucha contra el cambio climático es algo positivo tanto a nivel individual como colectivamente. El reciclaje, hacer actividades sostenibles, como crear un huerto urbano, desplazarse en medios de transporte no contaminantes, como la bicicleta, y evitar aquellos que sí lo son, como el avión, seguir una dieta basada en alimentos ecológicos o hacer un uso responsable del consumo de agua y electricidad refuerzan el compromiso con el planeta y reducen la ansiedad. Pero, eso sí, hay que tener cuidado porque pueden convertirse en un trastorno obsesivo compulsivo”. 

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