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Cómo reconocer las contracturas y los dolores musculares provocados por la ansiedad

SHA Wellness Clinic
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1 de diciembre de 2022
El cuerpo y la mente están conectados. Por eso, lo que afecta a uno también afecta a la otra.

Realizar un sobresfuerzo, no calentar o estirar los músculos antes del entrenamiento o adoptar una mala postura de manera continuada son los motivos físicos más frecuentes de las contracturas musculares. Pero, como en el cuerpo humano todo está interconectado, el estrés crónico o los trastornos de ansiedad también pueden provocarlas. 

Como nos cuenta José Luis Tabueña, responsable de la Unidad de Fisioterapia de SHA Wellness Clinic, “la ansiedad es un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación, una extrema inseguridad y, también, por una angustia que acompaña a algunas enfermedades, en especial a ciertas neurosis. Se suele confundir con el estrés, pero este es un estado más leve de nerviosismo. Los síntomas derivados de una gestión del estrés inadecuada se asocian, muy a menudo, con disfunciones musculares, y la ansiedad se puede considerar como un nivel más complejo y alto de estrés, con componentes de angustia y miedo más exacerbados. Si el estrés produce consecuencias físicas, como la tensión o el dolor muscular, es evidente que con la ansiedad también aparecen”. 

La ansiedad provoca un estado permanente de tensión muscular que, al concentrarse en un área determinada, causa la disminución del flujo sanguíneo en la zona, lo que impide una correcta oxigenación de los tejidos (conocida como isquemia del tejido muscular) y puede producir reacciones como rigidez, calambres, cefaleas, mareos y dolores musculares. Aunque todos somos capaces de percibir al instante el dolor de una contractura, lo cierto es que no toda la actividad contráctil es igual. Como explica José Luis, “la actividad contráctil se compone de tres tipos: contractura, espasmo electrogénico (patológico) y rigidez electrogénica. La contractura no produce registro electromiográfico y se origina en el interior de las fibras musculares. El espasmo electrogénico es una contracción muscular patológica involuntaria originada en las motoneuronas alfa y la placa motora. Y la rigidez electrogénica se refiere a la tensión muscular derivada de la contracción del músculo en individuos que no están relajados. Las áreas más afectadas por las contracturas suelen ser las zonas cervical y lumbar, la cintura escapular, los hombros, la cara, la musculatura de la mandíbula y la espalda en general”. 

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