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SHA Magazine Nutrición saludable

Así afecta lo que comes a los niveles de estrés

SHA Wellness Clinic
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8 de diciembre de 2022
Seguir una dieta saludable y equilibrada no solo tiene un impacto positivo en la salud física, sino también en la emocional.

Los planos físico y emocional son dos caras de la misma moneda. Por eso, es esencial que ambos estén equilibrados y en armonía. Y es que en el cuerpo humano todo está interrelacionado y las diferentes partes que lo componen están en constante comunicación. De ahí que, una emoción negativa, como el estrés crónico, pueda manifestarse con síntomas físicos, como contracturas o dolores musculares. Y viceversa: un problema físico puede derivar en un trastorno mental. 

El primer paso para disfrutar de un estado óptimo de salud física y emocional es la alimentación. Como nos cuenta María Romeralo, consultora de Nutrición Saludable de SHA Wellness Clinic, “hay una serie de alimentos que no ayudan cuando sufrimos niveles altos de estrés, como las carnes rojas, los quesos curados, los huevos o los alimentos muy salados. Según la Medicina Tradicional China, estos alimentos se clasifican como extremo yang y la energía yang es contractiva, muy similar a la del estrés”. Por esta razón, y otras muchas, como la sostenibilidad y su asociación con determinadas enfermedades, ninguno de ellos forma parte de la nutrición SHA. 

Incluir en la dieta de manera regular este tipo de alimentos es, además, el origen de un círculo vicioso. Como explica María, “cuando una persona con niveles altos de estrés consume una gran cantidad de productos contractivos, el cuerpo le va a pedir alimentos extremo yin (la energía yin es expansiva), como el azúcar, el café, los refrescos con gas o el alcohol, que son altamente adictivos. Se empieza con dosis bajas y, cada vez, el cuerpo requiere dosis mayores. De hecho, si se dejan de consumir de golpe, provocan síndrome de abstinencia. En definitiva, los alimentos de ambos extremos, yin y yang, debilitan el organismo porque lo acidifican y desmineralizan”. 

En cambio, los alimentos con energía equilibrada tienen un impacto muy positivo en la salud física y mental. María destaca “las legumbres, los pescados blanco y azul, las semillas y los frutos secos naturales (ni fritos ni salados), los cereales integrales, como la quinoa, el trigo sarraceno, el arroz integral o el mijo, las algas y las frutas y verduras de temporada, mejor si son locales. Además de lo que comemos, es fundamental cómo lo comemos: es importante comer con calma, sin prisas ni distracciones, masticando bien los alimentos. Un truco que funciona es dejar los cubiertos sobre el plato entre bocado y bocado o probar a comer con palillos”.  

Por último, María nos algunas ideas de platos y bebidas que te ayudarán a combatir el estrés. “Un buen desayuno antiestrés es un porridge de cereales con mijo, avena o arroz integral. También son muy beneficiosas las cremas de verduras (calabaza, zanahoria, puerro o cebolla), y los estofados de legumbres con verduras, como lentejas con arroz integral y verduritas o azukis con calabaza. Para beber, recomiendo el té kukicha, un té verde de tres años que no contiene teína y que es alcalinizante y digestivo. O el té de manzana y kuzu, una bebida relajante que se prepara diluyendo una cucharada de kuzu en un vaso de zumo de manzana natural. Caliéntalo hasta que espese, pero sin que llegue a hervir, y tómalo caliente. Y, si quieres endulzarlo, sustituye el azúcar por melaza de arroz”. 

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